sábado, diciembre 06, 2008

Pinkerton, de Weezer. O "estoy tan colgao que te voy a decir lo que no le he dicho nunca a nadie "

Tengo tres discos favoritos por la historia que hay detrás de ellos, y el primero es el Pinkerton, de Weezer.

Weezer sacaron su primer disco homónimo (conocido posteriormente como "el disco azul") que fue bastante bueno. Uno de esos primeros discos que prometen una carrera interesante. Triunfó muchísimo y los miembros del grupo ganaron una cantidad de dinero bastante interesante para un grupo primerizo.

La compañía discográfica empezó a presionarles para un segundo disco, mientras Rivers Cuomo (el cantante y principal compositor) decidió gastarse el dinero recaudado por su primer disco en operarse de una pierna que tenía más corta que la otra.

Las condiciones en las que Weezer empezaron a grabar su segundo disco fueron un poco "especiales". Rivers estaba recién operado de la pierna, contínuamente bajo la influencia de las fuertes drogas necesarias para calmar el dolor de su operación. Así, su segundo disco, "Pinkerton", les salió un poco "especial". Digamos que las letras que Cuomo compuso son las que cualquiera de nosotros habría hecho en su situación (es decir, totalmente drogado). Canciones que mezclan frustrantes historias de amor hacia lesbianas con fantasías masturbatorias protagonizadas por chicas japonesas.

Tras la resaca, Rivers Cuomo renegó de este disco y no tocaba sus canciones en los conciertos de Weezer. En los futuros discos de Weezer, Cuomo se ha enorgullecido de no usar absolutamente ningún sentimiento real. Por eso está claro que los únicos discos de Weezer que hay que considerar como auténticos son los dos primeros.

Os dejo con mi canción favorita de Weezer cuya letra no tiene absolutamente ningún sentido (como debe de ser): El Scorcho.

Por cierto, escribo esta entrada en Cabezón de la Sal, totalmente borracho. Y brindaré por Rivers Cuomo en breves instantes. Acepto cualquier error que contenga este artículo como reflejo de mi situación actual, que es la felicidad ficticia de las sustancias artificiales que recorren mi cuerpo.

Un abrazo de borracho a todos.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

El alcohol no es una sustancia artificial, aunque si es cierto que es ajena al cuerpo humano.